jueves, 27 de mayo de 2021

 

Doméstica.

 

Me presenté a mi primer día de trabajo, un bonito vestido pensé elegir para la ocasión. Desistí, me puse uno ya viejito.

La señora me recibió amablemente pero con cierta distancia. Los limites debían ser claros desde un principio pensé.

Me explicó las tareas. También sobre lo más importante, que era esto: Ella se ausentaría por tiempo indeterminado de viaje. Me enviaría un cheque mensualmente  el cual cubriría mi sueldo y los gastos de la casa.

Acordamos todos los detalles. Esa primera noche dormí en el cuarto asignado. Por la mañana, muy temprano vi por la ventana que daba a la calle, un auto muy elegante con unos señores de traje, eran tres. La señora ya estaba afuera. Subió al auto, ella me miró, creo sonrió, yo estaba tras las cortinas. El auto arrancó y se fue.

Durante varios meses fue riguroso lo pactado. Ahora que todo ha pasado, uso sus vestidos, me he teñido el pelo de su mismo color, uso sus collares y pulseras. Y poco a poco me voy haciendo llamar por su nombre.

Tal vez contrate una muchacha, una chica cama adentro.

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